En un mundo donde la humildad a menudo se confunde con la falta de confianza, una nueva filosofía se ha abierto paso entre los jóvenes emprendedores y líderes de opinión: «Quiero disfrutar de mi éxito, no pedir disculpas por ello». Esta declaración, que ha resonado en redes sociales y foros de debate, marca un cambio cultural hacia la autoafirmación y la celebración personal del logro sin la necesidad de excusarse.
Por Ilian Muñoz En las calles de México, donde el sol de la tarde calienta las conversaciones en los cafés y las plazas, se escucha cada vez más esta afirmación. Juan, un joven empresario de la Ciudad de México, es un ejemplo perfecto de esta nueva mentalidad. Con su startup tecnológica en auge, Juan ha decidido no sólo disfrutar de su éxito, sino también compartirlo sin disculpas. "Por mucho tiempo, me sentí presionado a minimizar mis logros para no incomodar a otros", confiesa. Sin embargo, ahora, con cada logro, celebra abiertamente, invitando a sus amigos y colegas a festejar...